viernes, 20 de mayo de 2011

Mis queridos políticos

Queridos políticos:

Me cuesta encontrar un día en que no piense en vosotros. Tengo multitud de problemas: personales, laborales, familiares... que cada día trato de ir solventando lo mejor que puedo, y sin embargo, aun debo reservaros un espacio para vosotros, mis queridos políticos, que os afanáis en incrementar mis preocupaciones y os habéis convertido en la causa de muchos de mis problemas. Perdón, que no os confunda mi benevolencia, cuando digo que sois la causa, bien podéis asumir que sois el problema en sí mismo.

Resulta difícil entender como el progreso tecnológico que ha alcanzado el ser humano en toda su larga historia, viene acompañado de un "desprogreso" y deterioro moral que al parecer no tiene límites. No tengo dudas de que el ser humano ha errado su camino, ha evolucionado mal, y ha construido una sociedad injusta, sin valores dignos. Todo ello, de la mano de los políticos. Mis queridos políticos, en teoría hipotéticos defensores de lo justo y lo honrado, y en la práctica patéticos adictos al poder y al interés personal, decía que, mis queridos políticos, en las diferentes etapas y sociedades por las que ha pasado la evolución humana, sin duda han sido capaces de distinguir el bien del mal, lo correcto de lo incorrecto, pero bien por desidia, o por maldad, o por indiferencia cruel, o por falta de empatía con el prójimo, decidieron que el rumbo ya venía errado desde atrás, que iba a ser difícil encontrar la brújula, y como se suele decir fueron echando balones fuera, y así, hasta el día de hoy, en que los políticos actuales, que se han encontrado una sociedad injusta y escasa en valores, echan las culpas a los anteriores y le dan continuidad al despropósito y al retroceso humano, acuñando seguramente en sus descansadas conciencias esa curiosa cancioncilla que dice: "...el mundo es así, no lo he inventado yo...".

Mis queridos políticos, vosotros que deberíais ser los instrumentos de una sociedad equitativa y justa, en vez de servir a tan íntegros propósitos, abusáis del poder otorgado y de la confianza de las personas, y solamente os interesa el beneficio propio: os enriquecéis a nuestra costa, vosotros os ponéis vuestro sueldo, pagado con el esfuerzo y trabajo de muchas personas que padecen necesidades, que no llegan a fin de mes, pero vuestra conciencia calla, y no os conformáis con eso, queréis más, también nos ROBÁIS, así con todas las letras y en mayúsculas, no os basta con un sueldazo, robáis, ya sea directamente en metálico, o de las mil y una maneras que vuestro poderoso status os permite, y que debisteis aprender en la cueva de Alí Babá de la que todos salís.
Hay quien dirá, no se debe generalizar, que siempre habrá algún político honrado. Bien, generalizar consiste en eso, en generalizar, y no en especificar, si por cada político honrado hay veinte corruptos, generalizar es lo correcto, pues como diría el gran Yoda, imposible de conocer a todos es.

Mis queridos políticos, no os basta con robarnos, nos manipuláis, o lo intentáis, que la intención es lo que cuenta. En el manual del "buen" político, en la primera página, ya se encuentra una norma vital: adueñarse de los medios de comunicación. Las televisiones, cuánto daño han hecho, con ellas os metéis hasta la cocina de nuestras casas, revolvéis en los sesos de las personas susurrándoles palabras disfrazadas, mentiras subliminales que van haciendo poso, cocináis las noticias que os convienen y nosotros las engullimos con los ojos y la boca abierta. Hasta que se acaba. Hasta que el traje de hipocresía con el que os vestís empieza a desgastarse, a descoserse, se le ven hilachos, y luego rotos que tratáis de tapar con parches, os esforzáis por convencernos, por engañarnos, por intentar llevarnos otra vez a vuestro cauce, y entonces nosotros, con la parte de cerebro que nos queda intacta, nos damos cuenta de que no, que no es el traje, que la hipocresía tiene patas, y que sois vosotros, mis queridos políticos.

Mis queridos políticos, siento algo en las tripas que no me deja estar tranquilo. Es mi dignidad, que está pisoteada. Y no sólo por vosotros, que ya me pateáis con suficiente fuerza todos los días, sino por aquellos próximos a vosotros a los que habéis ensalzado a las cumbres de esta sociedad: banqueros, grandes empresarios, sindicalistas apoltronados y comprados... En definitiva, todas aquellas gentes para las que se diseña una sociedad perfecta y maravillosa, esa minoría ostentosa para quiénes se fabrican leyes a medida, esos poderosos capitalistas especuladores para quienes nos levantamos casi de madrugada y gastamos nuestro esfuerzo y sudor, nuestra vida. Es que, mis queridos políticos, a veces soy capaz de levantar mi cabeza hundida por el yugo de mi dignidad pisoteada, y lo que veo no me consuela, no veo un equilibrio entre lo que se nos exige y lo que se nos da. A veces me pregunto si es que seré muy raro, o si mis valores éticos estarán tan perjudicados, pero es que, por ejemplo, no entiendo por qué hay que ayudar a un banquero "arruinado" con ingentes cantidades de dinero que salen del dolor de costillas de millones de trabajadores, y sin embargo no hay dinero para los enfermos... "hay sanidad pública bla bla bla"... la realidad es que hay enfermos que se mueren poque no reciben un tratamiento adecuado, por falta de dinero, QUE SE MUEREN, mientras el banquero se nos lleva cifras millonarias.

Mis queridos políticos, decís representar al pueblo. Se acabó. Con la confianza y poder que os dimos, habéis aprovechado para convertiros en la clase privilegiada de la sociedad. ¿Cómo se concibe esto? ¿Cómo es posible que la clase que debe representar al pueblo, sea la clase privilegiada de la sociedad? ¿Acaso pensáis que os dimos poder para que os dierais privilegios? ¿Tan necios sois? Se acabó. El pueblo no necesita representantes, el pueblo se representa a sí mismo. No nos conformamos con votar cada 4 años, vamos a participar, vamos a tomar las decisiones. Tenemos un desarrollo tecnológico suficiente para que las personas puedan votar cada decisión importante en sus vidas. Gracias internet, porque representas al pueblo mucho mejor que nuestros equivocados políticos, porque puedes darnos una verdadera democracia.

Mis queridos políticos, os veo sorprendidos. Os preguntáis, ¿por qué han comenzado las protestas? ¿no eran unas elecciones más? ¿cuál ha sido el detonante? Decenas de inteligentes asesores buscan la respuesta, no la busquéis, no hay un detonante concreto, no es espontáneo. La realidad es que esto se ha cocido a fuego lento, mis queridos políticos, no sois capaces de imaginar todo el poso de impotencia que habéis generado en tantas y tantas personas contra este sistema esclavista, aislados en vuestra burbuja no habéis sido capaces de percibir la amargura, desconsuelo y desengaño que habéis ocasionado, y ahora, ¿os sorprendéis? Una tortilla no puede cocinarse por un solo lado, ahora os toca poneros al fuego.

David Martínez Villena (20 de Mayo de 2011)

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